Aprendé a escucharte a vos mismo.
Quiero hablarte en este artículo acerca de la manera en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo, pues es una parte fundamental de nuestra salud el cuidarlo, amarlo y comprenderlo.
Iniciemos esta exposición partiendo de que en las distintas culturas y épocas las personas hemos definido maneras de concebir nuestra experiencia como individuos explicándonos como una unidad integrada por distintas partes, las cuales se interconectan y que tienen su propia manera de funcionar.
Históricamente, la forma más básica de entender esta división es el binomio alma- cuerpo que ha reinado en la Cultura Occidental durante milenios; y, posteriormente, el binomiomente- cuerpo con el auge del Racionalismo. Ambas propuestas nacieron en Europa y se extendieron por todo el mundo como parte de la dominación colonialista.
En ambas tendencias de pensamiento se suele considerar al cuerpo como nuestra parte animal, como algo que hay que domar o domesticar.
Durante los cuatro siglos en los cuales dominó la Inquisición Cristiana se pensaba que el cuerpo, por sentir placer, era más cercano al pecado y a lo demoníaco, en oposición alalma, la cual debía salvarse para alcanzar la eternidad al evadir a toda costa ese placer, negando y hasta castigando o mortificando al cuerpo.
También en el Racionalismo se ha menospreciado al cuerpo, al considerar que la mente es nuestra instancia superior, capaz de manifestar inteligencia, para así diferenciarnos de los animales, percibidos como inferiores en capacidades intelectuales.
Conjuntamente, debe señalarse que se utilizaron estos mismos argumentos para categorizar a las mujeres, los niños/as y las etnias no occidentales como inferiores por estar supuestamente más supeditados a los mandatos del cuerpo y las emociones, por ser poco evolucionados o primitivos. Esto en comparación con los hombres europeos blancos, que ocupaban según estas ideas, el ejemplo máximo de semejanza a Dios o de ser civilizados. Por supuesto, estas posiciones justificaron la dominación europea y anglosajona en su mandato imperialista de evangelizar o civilizar al mundo y, que actualmente todavía vivimos a través de muchas formas de neocolonialismo, sexismo, adultocentrismo, racismo y otras formas de discriminación.
Por supuesto, todo esto ha tenido importantes repercusiones culturales en la manera enque nos relacionamos con nuestro cuerpo hoy y en los modelos de salud que se han construido a través del tiempo.
Por otro lado, existen fórmulas tripartitas de la composición del ser humano, que incluyen el cuerpo, la mente y el alma. En algunas escuelas de pensamiento, se agrega un elemento más, el espíritu, como una entidad distinta al alma. Como te mencionaba en el artículo sobre la Psique, en realidad esto es muy complejo, pues se trata de construcciones abstractas que hemos hecho. Me gusta pensar con humildad científica que se trata de aproximaciones, pues no podemos asegurar que tengamos efectivamente estas divisiones en nuestro ser.
Quiero referirte un ejemplo extraordinario de propuesta de composición del individuo, para mostrarte que existen muchas perspectivas en culturas que no son conocidas, pero que han llegado a sus propias conclusiones.
En la cosmovisión Bribríse habla de dos almas, una que reside en el ojo derecho y otraen el ojo izquierdo, las cuales tienen funciones distintas durante la vida y, después de lamuerte también tienen destinos diferentes. Una se queda un tiempo en la tierra, a vecesmolestando y asustando a la gente, hasta que se extingue; mientras la otra inicia su viajepara intentar llegar a Surakaska (el mundo de las almas), después de muchas pruebas enlas cuales van a ser decisivos los méritos ganados a través de acciones efectuadasdurante la vida en respeto a las reglas que tiene la cultura Bribrí pare el respeto hacia laNaturaleza y las personas.
Otro dato interesante es que en la cultura Bribrí, los atributos que en Occidente se atribuyen al corazón como centro de las emociones y sentimientos, son asignados al hígado. Por eso se dice: “Te amo con el hígado”.
Todo esto que te he expuesto, es para ofrecerte algunos antecedentes y referentes vital es más allá de lo que suele presentársenos como regla, para que podás tomar en consideración y llegar a tus propias opiniones.
Para desarrollar los temas que quiero plantearte con el fin de que mejorés tu salud, voy a enmarcar las primeras disertaciones en un énfasis particular sobre el cuerpo, las emociones, la mente y el inconsciente, sin adscribirme dogmáticamente a ninguna de las propuestas mencionadas anteriormente.
Si bien, desde la Psicología hemos desarrollado instrumentos cuantitativos y cualitativos que siguen el método científico para medir o acercarnos al funcionamiento de la Psique, creo que en realidad no podemos asegurar que haya una división entre estos componentes, pues somos una unidad maravillosamente compleja e intrincada.
Además, quiero anunciarte que, en artículos futuros sobre la Hipnosis Clínica voy a realizar algunas reflexiones sobre la vivencia de la espiritualidad y la sanación de los traumas emocionales, basados en mi experiencia en la Clínica. Dicho todo este necesario preámbulo, podemos referirnos ahora al cuerpo.
Retomando lo que hemos visto hasta el momento, quisiera que notaras que en todos los modelos que te he presentado se coincide en que indudablemente existe el cuerpo, aunque se le conciba de maneras muy distintas. El cuerpo es nuestra base o fundamentomaterial.
Me gusta sugerirle a mis pacientes que el cuerpo es la representación más digna que tenemos en el mundo físico.
Quiero confesarte con sinceridad que en mi historia personal es hasta los últimos años en los cuales he logrado una relación verdaderamente sana con mi cuerpo. Ahora entiendo que el dolor por situaciones traumáticas que viví no me permitía cuidar, amar y comprender mi cuerpo como él se lo merece. Tuve que sanar muchas experiencias y pasar por algunos sustos de muerte que después te contaré, para valorar y escuchar el lenguaje tan original de mi cuerpo.
Actualmente, trato de ponerles mucha atención a esos momentos en los cuales me ganala impaciencia o el estrés, y comienzo a moverme rápidamente, chocando con objetos o golpeándome descuidadamente las manos u otras partes del cuerpo, como si el tiempo estuviera descompasado entre la realidad y las exigencias propias y sociales de mimente. Cuando esto pasa, trato de observarme, respirar y calmarme para anclarme al tiempo presente y establecer prioridades de manera en que no vaya a tener un accidente por andar en carreras.
Poner atención al cuerpo es fundamental para saber cómo estamos.
En este punto, voy a agregar algo que podría parecerte extraño, pero que nos resulta esencial de entender: para nuestra mente no es tan sencillo comprender al cuerpo.
Sentimos que obviamente “somos” nuestro cuerpo y también que “tenemos” un cuerpo, el cual muchas veces se nos sale de control.
Al respecto pueden brindarnos testimonios muy relevantes quienes han experimentado los síntomas físicos de las crisis de ansiedad o pánico, o quienes han intentado bajar de peso durante décadas lamentablemente sin lograrlo.
Existe una milenaria y famosa metáfora en la cual nuestro cuerpo es representado como el caballo que tira de un coche. Existen diferentes versiones que consideran al cochero, la carroza, el pasajero y hasta las riendas como diferentes componentes de nuestro ser, pero en todas ellas, nuestro brioso y poderoso cuerpo es simbolizado por el caballo, un animal que desde niña me ha dejado deslumbrada por su fuerza, lealtad y comunicación especial con los seres humanos.
Para nuestra mente no es fácil comprender al cuerpo, pues mientras ella desea que todo suceda ya, el cuerpo requiere objetivamente de tiempo para mostrar resultados.
He notado, por ejemplo, que cuando he hecho un cambio en mi alimentación o en la actividad física, los cambios suelen notarse hasta dos semanas después aproximadamente.
Esto me ha hecho pensar muchísimo en que la estabilidad emocional y la claridad mental se van cultivando acumulativamente en el cuerpo a través del tiempo, lo cual es imprescindible de tomar en cuenta en todas las decisiones que vamos tomando en el camino de la vida.
Otro ejemplo excelente para comprender lo que te estoy planteando con respecto a los cambios orgánicos que se van esculpiendo en el cuerpo a través del tiempo, es la meditación. Se trata de una práctica muy estudiada en algunas culturas de Oriente, y que en Occidente se ha investigado con métodos científicos. Se ha llegado a la conclusión de que se pueden obtener modificaciones importantes y beneficiosas en el estado de ánimo, la concentración, la salud y hasta en la morfología cerebral después de unas semanas de practicarla.
Por otro lado, pensar en el origen de nuestro cuerpo es enigmático, pues como todo nuestro ser, no existía como tal antes de nuestra gestación. Tal vez se esbozaba su existencia como información genética celular en las gónadas de nuestros padres, la cual proviene de nuestros antepasados/as como códigos o instructivos para la construcción de nuestra estructura y funcionamiento en medio de millones de opciones, que finalmente en combinación resultaron nuestras características personales. Todos los átomos que en este momento forman nuestro cuerpo antes estaban en otro lugar y ahora se organizan siguiendo ese instructivo. ¡Maravilloso, verdad!
Por otro lado, también es misterioso el hecho de que cuando morimos este cuerpo queda inerte, en desuso o aparentemente “vacío”. Tal como dicen muchas metáforas religiosas, regresamos a la tierra. Nuestros átomos pasan a formar parte de otros sistemas orgánicos. Y aquí depende del sistema de creencias de cada quien el esbozar un posible destino para nuestro ser.
Muchas personas suelen pensar que no vale la pena cuidar del cuerpo, porque finalmente va a descomponerse, pero difiero totalmente. Nuestro cuerpo es impresionantemente inteligente, tiene su propia memoria y unas formas de lenguaje realmente extraordinarias. Muchas veces tiene la respuesta a nuestros grandes dilemas.
Para ilustrar este planteamiento, quiero comentarte brevemente un caso fascinante que tuve el honor de atender con Hipnosis Clínica, y que desarrollaré en mayor detalle más adelante en otro artículo, ya que cuento con la autorización de mi paciente y su familia para hacerlo público de manera anónima. Hace unos años atendí a una joven de 13 años con miedos terribles a dormir sola, pesadillas y una gran inseguridad que se manifestaba principalmente en las pruebas académicas. La situación era tan grave que la joven dormía con sus padres, no podía quedarse sola y desde niña sus terrores nocturnos eran dramáticos, lo cual alteraba la dinámica familiar y preocupaba a sus amorosos progenitores.
Al entrar en trance hipnótico, ella refirió sentir una punzante sensación en el tobillo izquierdo. A partir de este dolor físico pudimos ir desentrañando una serie de recuerdos en que se iba armando como en un rompecabezas el terror que ella sintió cuando, siendo seismesina y después de un embarazo complicadísimo por hipoxia invisible 2 , pasó largos días en una incubadora experimentando su situación con desolación, como si se le hubiera abandonado y no le importara a nadie después de todo el esfuerzo que había realizado para nacer.
Afortunadamente, gracias a la valentía de la madre, quien se impuso al equipo médico, la bebé pudo sentir por fin el alivio de sus cuidados amorosos y nutricios. Sin embargo, ese miedo mortal y la idea de no pasar la prueba ante los ojos del doctor había quedado grabado en la memoria de su cuerpo, las emociones y los pensamientos al crecer.
Esta hermosa experiencia, que tiene otros muchos detalles físicos asombrosos dignos de ahondar en otro escrito, pudo ser complementada con la narración de los padres de mi paciente sobre lo sucedido desde su perspectiva de la historia. Con las intervenciones adecuadas que realizamos en equipo, esta joven alcanzó los resultados que deseaba rápidamente y siempre que he tenido la suerte de coincidir con la familia nos referimos a este extraordinario evento, el cual mostró con claridad la capacidad que tiene la memoria del cuerpo para comunicar su propia historia y buscar soluciones más allá de los límites de la razón. Actualmente, la joven cursa estudios de Medicina.
En el trance hipnótico, mis pacientes frecuentemente encuentran la colaboración de su cuerpo con información sumamente atinada que les lleva gentilmente a descubrir el origeny la solución de sus síntomas.
Cuando estamos dialogando en estado de relajación profunda y mis pacientes identifican una emoción de paz, alegría, confusión, tristeza, enojo, etc., suelo preguntarles en qué parte del cuerpo la están experimentando, y la respuesta siempre es clave para continuar la exploración y traer otros elementos de la memoria que siempre tienen gran sentido.
Después de presenciar repetidamente estos eventos asombrosos en mi consultorio durante casi veinte años, he desarrollado, como te imaginarás, un gran respeto hacia el cuerpo. Todo lo que nos ha ocurrido en nuestra historia se ha experimentado en el cuerpo. En muchas ocasiones la mente ha olvidado sucesos gracias a sabios mecanismos de defensa, pero el cuerpo no. Con el tratamiento correcto, se puede gentilmente traer a la conciencia esta memoria a través de las sensaciones físicas. Digo “gentilmente” porque pactamos con nuestra mente inconsciente que traiga información a la persona de una manera respetuosa y en la medida en que puede recibirlo.
Así, las personas pueden recuperar información sumamente importante que se ha intentado olvidar para sobrevivir emocionalemente ante eventos traumáticos, a través de una sensación física que se ubica discretamente en alguna parte del cuerpo, la cual muchas veces no es la zona del cuerpo que más ha sufrido de la situación violenta o dolorosa.
Ahora, si hablamos de las sensaciones cotidianas que experimentamos en nuestro cuerpo, sin necesidad de estar en un trance hipnótico, también encontraremos muchísima información valiosa.
Puede ser muy malagradecido de nuestra parte, pero solemos notar una parte del cuerpo hasta que sentimos un malestar. Para las personas que felizmente estamos sanas físicamente, se nos pasa la vida dando por sentado ese bienestar y es hasta que aparece un dolor o falla el funcionamiento de una parte del cuerpo, que valoramos su buen desempeño.
Lo anterior ocurre de manera muy interesante en la niñez, la adolescencia y la juventud: la agilidad, la flexibilidad y la ausencia de dolor se creen lo obvio y permanente. Con los años y las pruebas de la vida, vamos valorando, y generalmente cuidando más de nuestro cuerpo.
Escucho cantidad de personas que se han acostumbrado a dolores de cabeza o digestivos. La gastritis y la colitis nerviosas son padecimientos a los cuales voy a dedicar un artículo completo más adelante, pues lastimosamente tienen una alta prevalencia en la población. Se dice que son “nerviosas” porque dependen en gran medida de nuestro estado de ánimo para su dolorosa e incómoda aparición.
En este punto necesitamos tener gran cuidado. En cada cultura se dan interpretaciones al dolor. En nuestra herencia judeocristiana, muchas personas se conforman con dolores cotidianos porque se ha creído que existe un mérito en soportarlos, bajo la creencia de que sobrellevar estos problemas resultarán créditos ante Dios.
Por otro lado, a otras personas no les queda más que vivir con dolor por enfermedades crónicas o procedimientos médicos incómodos y hasta incapacitantes, como parte de tratamientos que son necesarios de realizar.
Tanto en los malestares físicos cotidianos como en casos de mayor gravedad, la Hipnosis Clínica resulta de gran ayuda. Tuve el honor de llevar un curso magnífico sobre el manejo del dolor con la Dra. Roxana Erickson, hija de Milton Erickson, padre de la Hipnosis Ericksoniana, sobre lo cual te contaré pronto.
Quiero referirme por último al afecto que sentimos por nuestro cuerpo. Muchas veces, experimentamos desprecio o poca valoración hacia él, especialmente si consideramos las inalcanzables exigencias sociales que nos presentan mujeres y hombres de cuerpos tan esbeltos y ejercitados. Deberíamos considerar que estos modelos tienen como parte de su trabajo el dedicar horas de su tiempo laboral a ponerse en forma, mientras el resto de los mortales, debemos trabajar en ocupaciones muchas veces sedentarias, realizar trabajo doméstico y cuidados a otras personas, prepararnos el alimento, hacer ejercicio cuando se puede, entre todas las demás exigencias sociales que sentimos por ser buenas hijas/os, padres, trabajadores, ciudadanos/as, feligreses, parejas y hasta amantes. ¿A qué hora se podría objetivamente tener cuerpos como los de la publicidad?
En muchas ocasiones tenemos inseguridad o rechazo hacia nuestro cuerpo porque hemos sufrido violencia, a través de abandono o negligencia, malos tratos, castigo físico y humillante, o abuso sexual. Esos traumas, por más que se tratan de justificar, han quedado marcados en nuestra conciencia corporal, emocional y mental. Es impresionante y conmovedora la información al respecto que ofrece el cuerpo a través de la Hipnosis Clínica.
Un último aspecto que quiero mencionar, vinculado con el afecto hacia nuestro cuerpo, es con respecto a la energía vital que sentimos. De esto la Medicina China tiene muchísimo que enseñarnos en el concepto que han acuñado como Chi y que otras escuelas de sabiduría ancestrales también han descrito.
Una de las experiencias físicas más duras que he vivido fue un “bajonazo” de energía vital, resultante de una reacción alérgica a unas hormigas africanizadas que me picaron en la zona del Pacífico Sur costarricense.
Consecuente a este evento en el que casi muero, tuve una serie de complicaciones de salud que como un dominó me hicieron sufrir mucho, pero a la vez me llevaron a valorar mi energía vital.
Después del envenenamiento y de la aplicación del fuerte antídoto, tuve una hemorragia intestinal, así como una sensación de pesadez, fatiga y profunda tristeza.
Esa tristeza al principio la interpreté como una consecuencia del miedo mortal que viví y de la desilusión de verme tan frágil y vulnerable, en una situación complicada en la cual las personas alrededor no se portaron con responsabilidad ni solidaridad, lo cual fue revelador. Tuve que salvarme sola conduciendo hasta el centro de salud mientras experimentaba la urgencia de no desmayarme en el camino, sin que nadie me brindara ayuda efectiva. Así de dramático y traumático fue.
Después de unas semanas, la fatiga, la tristeza y el miedo no se iban, por lo que consulté a un médico especialista en Endocrinología, quien después de hacerme los exámenes e imágenes de rigor, me explicó que los tejidos de mi preciosa tiroides habían sufrido el ataque de la reacción alérgica y por tanto se había degradado físicamente. Ya no estaba produciendo la tiroxina suficiente para que algunas funciones vitales se realizaran con normalidad, por tanto, se requería una pequeñísima dosis de tiroxina al día para regular dichas funciones.
Comencé a seguir la prescripción médica, y después de unas semanas mágicamente volví a ser yo misma.
Esta transformadora experiencia me llevó a entender en mayor detalle cómo se produce la energía en mi ser. Además, tuve resultados de crecimiento personal que no podía dilucidar en el momento de la crisis, pero que ahora se han convertido en un trato muy amoroso hacia mi cuerpo, mi mente, mis emociones y las relaciones de cuidado y corresponsabilidad mutua que he decidido construir en adelante.
Quiero concluir algunas ideas que sé que no son nada novedosas pues siempre las escuchamos sin hacer suficiente caso, pero ahora sí que te las puedo transmitir con coherencia en mi vida.
Para cuidar, amar y comprender nuestro cuerpo necesitamos vencer una herencia milenaria que nos separa de valorarlo y disfrutarlo, así como ocurre con las actuales presiones irracionales del mercado de la belleza y la apariencia.
Ante estas circunstancias, el cariño y la consideración hacia nuestro cuerpo empieza por los pensamientos y las emociones que producimos. Además, los chequeos médicos, una actividad física de nuestro agrado y una alimentación sana son fundamentales para crear energía clara y poderosa. Sobre esto hablaremos pronto.
Quiero invitarte a que te conozcás más y hagás justicia por vos. Te vas a sorprender con todo lo hermoso que vas a ir descubriendo.
1 La cultura indígena Bribrí reside en la zona Caribe de Costa Rica y es muy poco lo que sabemos sobre ella como costarricenses. De estudiante, tuve la oportunidad inigualable de ser asistente de una profesora excepcional en la Escuela de Psicología en la Universidad de Costa Rica, la Dra. Maritza Salazar Palavicini, quien había realizado su tesis doctoral sobre los puentes paradigmáticos que se podían construir entre la Física Cuántica, la Psicología Transpersonal y la Cosmovisión Bribrí. Ella organizaba semestralmente giras a las comunidades Bribrí y Cabécar, para que sus estudiantes pudiéramos compartir con doctores indígenas y narradoras de Historia Bribrí. Escuchar y experimentar estos sabios intercambios transformó completamente la visión que tengo del mundo y la salud.
2 En la hipoxia la placenta está “envejecida” y no produce el oxígeno necesario para el/la bebé engestación. Cuando es invisible, es todavía más complicado, porque la madre no siente ningún síntoma de las altísimas presiones arteriales que le aquejan y que muchas veces le llevan súbitamente a la sala de emergencias.